La frase “mamá,
papá, hay que guardar los tapones de plástico para llevarlos al colegio” empieza a ser muy común en nuestras familias.
Esos tapones son para muchos niños que sufren determinadas discapacidades o enfermedades cuyos tratamientos son tan caros que no pueden ser costeados por las propias familias, como el caso de Alejandro que padece el síndrome de West.
Los valores que los alumnos pueden aprender con esta campaña son muy valiosos: la solidaridad, la cooperación, el voluntariado, el desarrollo sostenible, y en definitiva, que entre todos podemos ayudar a quienes más lo necesitan y además proteger el medio ambiente.
¿Dónde se pueden depositar los tapones? En
el contenedor negro situado en la
entrada al comedor que está frente al edificio de Secundaria.
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